29 abril 2011


¡Qué bien que por fin hemos llegado! Que ganas tenía de correr cargada de bultos de un lado para el otro bajo la lluvia. Que ganas de empaparme hasta los huesos. De tiritar. De ver salir caracolillos de mi pelo, tan graciosos. Los muy caprichosos, sólo salen si llueve.

Qué bien que entramos en esta casa hueca, vacía, sin alma. Huele a humedad concentrada. Y aburrida. Qué bien. Por fin puedo ponerme a achicar el agua que entra por la ventana, mal colocada. Era lo que más me apetecía. Eso y ver una pantalla negra, o con moscas, o con rayas de colores. Tenemos de todo, menos canales. Perfecto, la tele no funciona.

Será por la tormenta. Será. Será que esas gotas como cantos han golpeado la antena. Será. No lo se. Yo solo se que es la cuarta vez que estornudo. Tuvo que ser ese goterón que casi me hunde la nariz. Da igual. Eso es lo de menos.

Lo de más es el momento. Tú en un sofa, leyendo. Yo en otro, aferrándome a cada segundo entre sueños difusos. Dentro, la calma. Fuera, la tormenta, los sonidos hermosos, las calles desiertas, el movimiento frenético del viento. Lo inesperado. Lo bello.

Las vacaciones.

08 abril 2011

Buenos días

Aquel día los perezosos no sospecharon nada. Sólo vieron un cielo gris y gotas y gotas caer al levantarse. No pensaron ni por un momento que Lorenzo se había levantado guerrero esa mañana. Desafiando a las nubes, les dijo: -Aquí sólo hay sitio para uno. Y empezó su batalla abriéndose paso a espadazos, desgarrando esas bolitas de algodón con sus afilados rayos. Sin piedad.

Alguno deseó no ver el derramamiento de sangre azul y blanca y, dándose la vuelta, pensó que su cogote también lo haría. Otro se puso los cascos, ignorando que toda esa luz se colaría por sus poros irremediablemente. No había escapatoria.

Nosotros, pequeños mortales, poco podíamos hacer. Y menos a esas horas, con los ojos llenos de legañas y los músculos arrugados todavía. Sólo pudimos someternos a la voluntad de los de ahí arriba, aceptando el resultado de la trifulca, fuera el que fuera. Y así, cuando el Sol comenzó la retirada, nos mojamos, por más que llevásemos un paraguas de viuton.

Sólo pudimos decir buenos días a todo aquel que nos encontrásemos. Buenos días.

01 abril 2011

De repente... ellas

En esa mañana de sábado habíamos ya terminado lo que habíamos ido a hacer. Así que dimos cuatro saltos de alegría y algún grito histérico también. La cosa había salido bien. Yo estaba contenta y tenía ganas de celebrar o, al menos, de parar un segundo para alargar más el momento. Paladearlo. Relamerme, eso era lo que yo quería.

Sólo Paula me siguió. Más que suficiente ¿Dónde vamos? me dijo. Aprovechando que hace bueno, iremos a una plaza en la que siempre pasa algo. Si te parece bien, conteste. Lo veo, respondió. Y allí que nos plantamos. Las dos. El sol en la cara, suave. La cerveza en la mano, fresquita. La charla, amena, divertida. No se podía pedir más. O sí, pero hubiera sido de tontos. La avaricia siempre rompe el saco. Siempre.

Y cómo no pedimos más, pasó. Una chica, la de la izquierda: ¿Tienes fuego? Si, claro, toma, pero¿que hacéis aquí tantas mujeres en bici juntas? Llevamos toda la mañana recorriendo Madrid, me responde la de amarillo. Hemos empezado en el retiro, y ahora nos vamos a embajadores. Queremos una ciudad mejor y más espacio para las mujeres. Somos parte de un colectivo llamado Sororidad, dentro de Ecologistas en Acción. Ella, me dice la de la derecha, es la feminista más pequeña, señalando a la del casco rosa. ¿En serio? le pregunto. Y ella me mira con cara rara. No parece muy convencida. Bueno... cada cosa a su tiempo, pienso. ¿Puedo haceros una foto? Si, claro. ¡Bien! A ver... a la de uno, a la de dos, a la de tres!


Lo publicaré aquí. ¿Donde? Aquí. Ah vale, lo miraremos. Muchas gracias. Muchas gracias a vosotras. No sabéis lo que me gusta ver a la gente en movimiento. Y mas si van armadas, con un megáfono. Y más si reparten panfletitos. Y más si van en bici. Y más si son mujeres. Y más si les gusta que les hagan fotos. Y más si sonríen. Creo que mi sonrisa me delata. Creo que saben que me gustan. Pero no me importa...