Las partículas
están suspendidas
en el aire.
Penden de hilos invisibles,
inciertos.
Digo mucho esa palabra,
me recuerdan,
incierto.
¿Acaso no es incierto
incluso para los que creen
que están en lo cierto?
Yo se que un castillo
se puede derrumbar
en un día.
Lo he visto.
Tal vez mañana
esté construyendo
otros castillos.
Puede
que ya
lo esté construyendo
de vuelta.
Después de todo
la materia
es solo la densidad
de algo más sutil
y lo sutil,
quién sabe por donde va.
Ni si quiera yo se por donde voy
Ni si quiera se si voy.
Hoy lo único que se
es que es doloroso
recoger los pedazos de un castillo.
Lo único que se es que la piedra pesa.
Mucho.
¿Programo
la realidad
con mi pensamiento?
¿O simplemente
hay cosas
que son blanco sobre negro?
¿negro sobre blanco?
Me recuerdo que yo
no vine a formular
preguntas.
Mucho menos
a responderlas.
Me detengo y respiro
entre la incertidumbre
y lo único cierto:
que nada permanece.
Y las partículas siguen
en suspenso
en el aire.
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