el calor de la mañana
en tu vientre
la suavidad
los ojos pegados
la luz
qué luz
colándose por entre las sábanas.
Mi cuerpo rueda de un lado al otro
una melodía cualquiera me acompaña
y también tú
tu entrega
me invita a entregarme
y por eso canto
y me dejo ser
rodando sobre por entre tu cuerpo.
Ay
un hueso se clava
ay
un diente se hinca
ay
una uña se arrastra
la respiración
se acelera
la voz se vuelve rugido
divertidos
los cuerpos
se encuentran a si mismos
en un bucle en el que parecen haber caído por accidente.
De pronto la convulsión
los espasmos
los alaridos
la sorpresa
los claveles rosas
el azul metálico
las flores de pétalos cuadrados
girando sobre si mismas
la flor de la vida,
vida.
Acudo al reencuentro de tus ojos
cada vez distintos
la caricia sutil
de tu piel siempre curiosa
el susurro
de un corazón abierto
y una pregunta:
- ¿Qué ha sido eso?
- A mi no me preguntes
Después
sin despedirnos
desaparecemos por turnos.
Primero tú
luego yo.
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