03 noviembre 2020

Noviembre


El sol tuesta las copas de los árboles
esa persiana torcida en el edificio de enfrente
que ahora parece hecha de madera.

El cielo está gris
Como lluvioso, contaminado de otoño. 

Y digo contaminado
porque ahí fuera
hay quien no soporta
la oscuridad
del alma,
que es la del cielo.

Quién no soporta su propia melancolía
su propia tristeza ancestral
o terrenal
tampoco soporta Noviembre
los santos
lo que sea.
Siempre hay excusas.

Odio estas fechas.

- dice una.

Lo mismo que te odias a ti

-replico sin replicar.

Este mes es muy raro.


Escucho y callo.
Que para hablar ya tengo mi diario
colección de dolores y abruptos del todo a cien.

Escucho y callo.
Observo la luz del día muriendo en la copa de ese árbol.
En la persiana del edificio de en frente.
Las contraventanas como espejos del atardecer
cobrizo, metálico y polvoriento
desde esta ventana, que es la mía
a este barrio, el mío, Gamonal. 

Y, poco a poco, la pólvora aplasta a lo cobrizo y las lámparas fluorescentes empiezan a encenderse detrás de esas ventanas que vuelven a ser transparentes. 

El agua corre al otro lado del muro. Se prepara el baño de esas niñas de las que solo conozco su voz.

Y, si me paro, todo es normalmente raro.
Como siempre que me asomé por esta ventana a escribir. 

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