22 noviembre 2022

Y nadie habla de los cielos de Castilla

La tormenta y la noche 
caen sobre el cielo azul 
a partes iguales. 


Debajo de lo oscuro  
queda el brillo casi fosforito al contraste 
de lo que fue el día 
ya noche 
de hoy. 

Apenas unos cuantos pasos 
200 o así 
me separan de la magia. 

El lugar en el que las farolas se apagan
y donde se encienden el cielo, las estrellas, las nubes, los pájaros,
lo que haya 
(lo interesante siempre es cambiante) 

El lugar en el que se dibujan 
sombras coloreadas en naranjas, morados, azules... 

Casi siempre a la derecha del paisaje, 
detrás, aún detrás de los chopos y los campos y las lomas. 
Ahí. 

La calle está ventosa 
La calle está lluviosa 
La calle está contenta. 

Algo así dice la canción que hoy improviso para Miguel 
y el baile entre él y yo, 
siempre cambiante. 

Se ríe cuando le soplo en la cara 
después de ventosa 
también cuando hago el chas chas 
de la lluvia 
y explota de alegría cuando levanto los brazos 
hacia arriba contenta. 

Ya quiere dormirse 
por eso salimos 
para no tener 
yo 
la ansiedad de que se duerma 
para poder borrar 
yo 
la espectativa de que algo ha de suceder. 

Y él 
observar la calle, el viento, la lluvia y la alegría del mundo melancólico. 

El camino está resguardado del viento, 
pero hoy siento la llamada de ese claro, 
en lo alto, 
de esa rendija de día queriendo escaparse de las sombras del cielo y de la tierra. 

Yo también quiero escaparme de este camino 
que he recorrido ya tantas veces, tantas noches, tantas siestas. 

Yo también quiero ser magia, novedad, misterio. 
Así que subo la cuesta hasta la tierra rojiza, ya apagada. 

Mis botas adivinan el paso al tacto 
sintiendo el hundirse de mi peso 
en los surcos arados 
por esas máquinas gigantescas. 

La vista es distinta desde aquí 
la sensación también 
de pronto fuerte, valiente, incierta. 

Camino sin camino, tierra a través, errante, 
siguiendo tus movimientos de cabeza 
buscando las luces 
las farolas de la calle al lado 
las luces rojas del fondo los molinos 
no sé. 

Has tirado el gorro al suelo 
a veces lo haces, 
hoy es un día en Burgos en invierno 
y el frío y el viento cortan 
la piel 
las manos. 

Así solía ser. 
(Ahora ya no tanto) 

Y bailo  jugando 
a que las orejas no se salgan 
de la capucha. 

Podría seguir ahí 
moviéndome como una peonza 
en la tierra morbida 
siglos. 

O ser abducida por una nave espacial 
las luces, los destellos, ese pájaro que levanta el vuelo bajo mis pies... 
es el escenario perfecto para que ocurra. 

Estoy lista. 
Álvaro tiene la cena lista. 
Estamos listos. 

Y lo pienso 
Y no me sorprendería que sucediera. 
Y de pronto siento miedo 
Pienso que tengo miedo 
pero observo mi cuerpo 
y no 
no tengo miedo 
Estoy llena de mi 
llena de tierra 
llena de cielo 
llena de ti, 
vida. 

En un lugar así Ra escuchó a la voz 
7 días de download 
y después 
siempre esa voz susurrándole el Diseño Humano. 

El Richard Rudd también tuvo su download. 

Y yo el mío. 

La tarde del 19 de diciembre de 2021 
después de 40 horas 
el cuerpo se abrió 
desde dentro 
desgarro natural y 4 puntos de sutura 
(y eso es lo de menos) 
para que vinieras a esta tierra. 

Y de estos downloads nadie habla. 
De la conexión cielo tierra 
de ese grito 
nadie ha reportado nada. 

¿Sabes? 
No te quiero más que a Homai o que a Nalur 

Ni una pizca más que a cualquiera de esos niños, bebés, toddlers 
a los que he cuidado. 

Contigo es distinto, está claro. 
Te doy teta, duermo contigo. 

Pero siento la misma cosa por ti que por ellos. 
La misma misma. 

No eres mi hijo. 
Eres hijo de la vida. 
Y yo solo el canal de descarga. 

Eres especial y único, 
como todos ellos 
y por eso te amo y te admiro y me maravillo de verte. 

Ojalá sintiera lo mismo por los demás humanos. 
Ojalá los demás humanos no fueran réplicas baratas de otros humanos. 

Ojalá esa nave nos llevara para romper así la rutina de la semana. 
La maternidad 
a nadie le importa 

tampoco nadie habla de los cielos 
paranormales 
de Castilla.