08 noviembre 2020

Bienvenido lo inesperado

 

Rindo mi cuerpo a la gravedad
Respiro sin pausa
Inhalación
Exhalación
Profunda
Fuerte
Sin pausa
Hace frío en ese suelo frío
Busco otra manta
Y aún otra
Que sea todo cómodo, hermoso.
Todo para mi hasta las 11.30
La música.
Toda ella para mi.
Experimentada como si no la hubiera elegido yo.
Les pestañas se bañan
De pronto algún resorte se ha soltado del lagrimal.
Sigo respirando
Sin pausa
Dejando que aparezca
Lo que tenga que aparecer.
Una castaña
Estoy lista
En mi Garganta
Voy a ir a por todas
Tengo todo lo que se requiere para ir a por todas
Y lo esencial: muchas cosas me dan igual.
¿Que hace esa castaña ahí, vamos a ver?
Y eso me hace sentir millonaria.
Eso y tener los bolsillos llenos de dinero hojas.
Pero esa es otra historia de millonarias.
Después de los tambores suena un mantra de sanación.
Me aburre.
Así que canto como si (casi) todo me diera igual.
De pronto una voz a lo lejos suena a algo parecido a mi nombre
Doriiiiiiii
Como en el fondo del fondo de la música.
Y salgo de la habitación
Oscura
A La Luz de una nueva mirada del día de hoy.
¡Nuevos días!

05 noviembre 2020

Ni modo

Tengo miedo a que te mueras. 

- dije de pronto.

Era necesario decirlo. 

Poner algo de rojo en la pasividad de la bruma de domingo.

Para eso nada mejor que un chile de verdad.

 

Tengo miedo.
No a que te mueras
sino, más bien, al vacío,
al shock,
a la caída irremediable en un abismo de pesimismo y soledad. 
No es por ti.
Es por mi.
Siempre yo.
Yo y los niños.
El vacío.
Sobre todo eso.
La ausencia.
Sobre todo eso.
Me doy cuenta de que es algo que no he transitado.
Debe ser amargo
como el martini blanco
seguro que se queda un rato ahí.
Pero no lo sé
porque no lo he vivido
o tal vez si.
En otras vidas.
Y de ahí este miedo que ha aparecido como esa lombriz que estaba tranquilamente enredándose en la raíz del hinojo y no esperaba a que fuéramos a arrancarlo de ahí.
Hoy, sin previo decreto ley, a las 11.45.
Arrancar. 
Salir.
Morir.
Palabras.

- eso fue lo que no dije.

Es porque soy mayor.

- dijiste sin dejar mucho espacio
ni a las espirales melancólicas
ni a los conos metafísicos invertidos
de los huertos del extrarradio
vendidos al mejor (im) postor.

No sé.
Simplemente me viene esa imagen. 
A veces.
Y sé que es miedo.

 - eso sí lo dije. Suspirando bien fuerte.

Pero algún día moriré.
¿Lo sabes?

- dijiste 
como quien pronuncia 
las últimas palabras 
de la defensa 
de su tesis doctoral.

Hay tardes que han sido destinadas para ser bruma pesada.
días cualquiera
balines blancos
carentes de emoción 
ni profundidad ninguna.
ni gritos ni hostias.
Y así debió ser.
Porque de pronto, 
mis rodillas bucólicas cedieron.
Y solo dije:

 Joder. 







03 noviembre 2020

Noviembre


El sol tuesta las copas de los árboles
esa persiana torcida en el edificio de enfrente
que ahora parece hecha de madera.

El cielo está gris
Como lluvioso, contaminado de otoño. 

Y digo contaminado
porque ahí fuera
hay quien no soporta
la oscuridad
del alma,
que es la del cielo.

Quién no soporta su propia melancolía
su propia tristeza ancestral
o terrenal
tampoco soporta Noviembre
los santos
lo que sea.
Siempre hay excusas.

Odio estas fechas.

- dice una.

Lo mismo que te odias a ti

-replico sin replicar.

Este mes es muy raro.


Escucho y callo.
Que para hablar ya tengo mi diario
colección de dolores y abruptos del todo a cien.

Escucho y callo.
Observo la luz del día muriendo en la copa de ese árbol.
En la persiana del edificio de en frente.
Las contraventanas como espejos del atardecer
cobrizo, metálico y polvoriento
desde esta ventana, que es la mía
a este barrio, el mío, Gamonal. 

Y, poco a poco, la pólvora aplasta a lo cobrizo y las lámparas fluorescentes empiezan a encenderse detrás de esas ventanas que vuelven a ser transparentes. 

El agua corre al otro lado del muro. Se prepara el baño de esas niñas de las que solo conozco su voz.

Y, si me paro, todo es normalmente raro.
Como siempre que me asomé por esta ventana a escribir.