19 enero 2023

Amor en pause

 Y hoy, 
aprovechando que la nieve
nos vara dentro de la casa, 
quiero ponerte en pause. 

Hacer una foto del momento presente
mientras duermes la siesta de la mañana. 

Pararte con esos pelillos rubios
y esos cachetes sonrosados
cada vez más barriusos. 

Pararte
para disfrutar
ad eternum
el momento en el que asaltas mi cama en la mañana
con esos ojos gigantes
surcando las sábanas blancas, 
mis rodillas, 
trepando por mi vientre, 
y, después de algún que otro cabezazo, 
posas tus labios en mi pecho. 
Casisiempre el derecho. 

El momento en el que se asomas a la bañera
con tus rodillas bailonas,
rindiéndote con obediencia interesada al desnudar mio
tu manita
y después la otra
y después un pie
y después el otro.
Y sostener tu frente con cuidado
para evitar el ya conocido golpe contra el borde al sacarte la camiseta.

(y el llanto, claro)

Ese llanto
que se sale
tan pronto de la entraña con un alarido,
como se calla.

Siempre observar
tus juegos con el agua,
con tu juguete favorito: el bote de los secretos del agua ya vacío,
observarte o impedir que tires el agua afuera, 
empapando la alfombrita mientras te tronchas de la risa. 

Esa risa
como un caballito
aspirando
y los tantos sonidos que emites
como si fueras un tigre
rugiendo de gozo sacral
y de pronto un grito. 
(Y el rever de la cocina colándose hasta los timpanos profundos)

Eres tan hermoso que
por mi te pararía
en este instante
para poder observarte
como la obra de arte que eres.

Después me encuentro con tu placer por ir en brazos, 
con mi espalda, mi brazo, mi clavícula, mi cuello, doloridos
y le doy al play y al fordward
con mucho amor. 

Vuelvo la mirada y te veo
persiguiéndome por la casa
deslizándote por el parquet de arriba
con gracia
bajando la tapa del water
cerrando las puertas, los cajones
que voy abriendo.

Sintiéndote parte de los quehaceres cotidianos
removiendo en las cazuelitas que te regalé por tu primer cumpleaños
y los alimentos de madera que nos regalo Blanca. 

Aunque prefieras los de verdad
los que queman
los que te hacen aspirar para dentro 
(y hacer sonar algún silbidito)
expresando así que eso quema. 

Lo haces cuando ves el fuego, una vela, una cazuela, el horno. 

Congelo en este instante, 
también, 
las gárgaras que haces mientras te cambiamos el pañal. 
Aunque cada vez te dejas menos. 
Esos pañales de colores, que arrastras desnudito después del baño
y la casa calentita de leña. 

Congelo las canciones que te canto,
desde el alma y las ganas de acompañarte bonito,
y la afinidad con que me sonríes cuando las oyes. 
Sobre todo la canción que te cantábamos 
mientras estabas en la panchita
y pori pori pori. 
las sorpresas que me das, 
las miradas que me dedicas, 
congelo este momento precioso y fugaz
que ya no existe
Para que solo quede la ficción,
el recuerdo de estas palabras, 
echadas al viento
sepultadas por la nieve,
que sigue cayendo
aplastadas debajo de un pie 
que pise la nieve
compactadas
derretidas
evaporadas. 

Tanto 
como el 13º cumplemes de Miguel
y mi amor,
este,
por él
hoy.