16 marzo 2012

Vistas

Un hombre
se cuela
entre dos pitidos.

Entra
en un metro
atestado.

De pronto,
se siente
vivo.



Una mujer
llora.
Con la voz quebrada,
anuncia
que hay que quitar
las cuerdas
del tendal.



Una chica
da vueltas
y vueltas
a un edificio.
Incapaz de encontrar
la entrada,
tiembla
y se derrumba.
(Las piedras
del suelo
se le hincan
en las rodillas)



Un niño
vuela
a metro ochenta
del suelo.

Apretando la lengua
con los labios,
desde su asiento
de hombros,
rasca
con la uña
un lunar
en la calva
de su padre.

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