26 septiembre 2012

Vomitona post #25s

Todas las fotos que hice, aquí.

Ayer volví a casa con una sensación parecida a la que tuve el 19J. Volví con la sensación de haber sido engañada, volví abatida y triste. Lo que ocurrió ayer no tiene nada que ver con la democracia, ni con el derecho de manifestación, ni con la libertad de expresión, y así se lo dije a uno de los antidisturbios cuando me dijo que no me dejaba salir por una de las calles perpendiculares al Paseo del Prado. Y aunque yo lloraba de desesperación, a ellos les dio igual, claro. 'Nosotros cumplimos órdenes' - es la respuesta automática que me dieron al principio. Al final me dijeron que porqué no me iba a la mierda, que porqué no trabajaba y que si no tirásemos botellas no pasaría nada, esas otras respuestas automáticas. Entonces mis hombros se volvieron blandos y pesados y me fui a casa, no sin antes temer una nueva carga en la Plaza del Museo Reina Sofía, aunque la cosa ahí estaba más que tranquila (como en Atocha y en otros sitios)

Ayer las cargas no tuvieron nada que ver con reprimir a 'grupos violentos' ni con defenderse de lanzamientos de botellas. Yo no vi nada de eso. Ni lo vi ayer ni lo he visto hoy en los vídeos que circulan. Y aunque lo viera y aunque existiera, no justifica que cargaran de esa manera tan irresponsable en una plaza atestada de gente, ni que nos cercaran de esa manera como si fuéramos ganado. Tampoco la actuación de la policía tuvo nada que ver con disolver una manifestación pacífica. Porque, digo yo, que si quieres disolver dejas salir a la gente de la zona para que se vaya a su casa. Pero eso ayer no pasaba. Si te querías ir, no podías. Todas las salidas estaban cortadas. Todas. Era desesperante, indignante, imposible de comprender para mí.

Imposible de comprender, porque lo que sí que vi fue muchísima gente de todas las edades, sexos,  razas y estilos de vida distintos, venidas de muchas partes de España y de Madrid, en actitud pacífica y tranquila. Vi pancartas, vi gritos, vi freesbees de colores fosforitos, gente disfrazada, gente con la cara pintada. Eso vi. Desde las 12 de la mediodía hasta las 12 de la noche que volví a casa, me cruce con muchas personas que no conocía. A algunas les olí el aliento y a otras el sobaco, viví con ellas momentos tensos, empujones y carreras con los disparos de fondo y en ningún momento vi nada que me chirriara. Nada. Al contrario, sentí que éramos muchas personas pero que, sin conocernos, éramos una. Aguantábamos la presión, algunas con miedo y otras sin miedo, moderándonos las unas a las otras y cuidándonos. Ahora un chaval hace amago de tirar una botella de plástico al frente y una mujer mayor le sacude un guantazo. '¡Así, no! ¡No!' - le dice. Y él baja la cabeza un momento y sigue gritando: 

- ¡El golpe de Estado, está del otro lado!

Después vino la primera carga con porras en Neptuno y vi que estábamos convencidas y que estábamos haciéndolo muy bien. Nos decíamos: 'No corráis, ¡no! tranquilas, ahora nos sentamos, ¡Nos sentamos, nos sentamos!' y nos sentábamos. Después empezaron las cargas, los disparos, la histeria y nos decíamos: 'tranquilas, tranquilas, sin correr, por ahí está cortado, vamos por allí'. Después vi el espíritu de la movilización en forma de cadena humana, en forma de personas dándose la mano intentando rodear el congreso simbólicamente al grito de 'Eso, eso, eso, rodeamos el congreso'. Y, después de la cacería (no le puedo llamar de otra manera) vi las calles arrasadas, vi zapatillas en el suelo, vi gente herida, vi gente histérica, vi gente desconcertada, vi gente llorando, vi gente impotente y muy cabreada. 

Al llegar a casa, vi muchas más cosas, muchos vídeos, muchas miserias que me produjeron rabia. Pero igual que lo vi yo, lo pudo ver todo el mundo, todas las personas que no estaban ahí, toda la comunidad internacional. Y que cada persona juzgue por si misma. Yo ya no me como las energías criticando a los medios de comunicación de masas, ni la cifra de afluencia de risa que dio la Delegación de Gobierno, porque a través de 'los medios alternativos', con nuestros tuits, fotos y vídeos, con nuestras caras y nuestros cuerpos contamos lo que pasa. ¿Qué sentido tiene decir que hemos sido 6.000 personas cuando eso se desmiente con una sola foto?

El Gobierno cada día se echa más tierra encima y nosotras, cada día, florecemos un poquito más. En cada tuit, en cada paso, vamos aprendiendo, vamos creciendo y vamos haciéndolo mejor. Bien. Muy bien. Por eso, porque el camino hacia la dignidad sólo tiene una dirección, por todas las personas que han sido detenidas o han resultado heridas, porque podíamos haber sido cualquiera y porque somos muchas y somos una, hoy seguimos. Y no vamos a parar hasta que esta vergüenza y este sinsentido que estamos viviendo termine.

Más:

TERCERA INFORMACIÓN lo cuenta así.
Así lo ve Alberto Garzón
Ayer también hubo trozo para la prensa en Atocha.
La policía no sabía quien era manifestante y quien un infiltrado.
La policía no sabía quien era manifestante y quien era diputado.
EL MUNDO haciendo de las suyas, así.
Otro vídeo de las cargas
Si después de esto quieres cabrearte más, no te pierdas al Secretario del Sindicato Unificado de Policía.

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