21 octubre 2012

Ese tejo


Recuerdo que dijiste que con aquella luz no se apreciaba bien el color del tronco de ese tejo, que era como gris metálico. Precioso, añadiste. Estabas tremendamente ocupado acariciando los pliegues de su historia, jugando, tú, con las yemas, con las uñas, con esos rebordes redondos que un día emergieron de esa superficie perfecta para hacerla perfectamente imperfecta. Yo observaba el camino de ese y los otros tejos en el espacio y en el tiempo, y recuerdo haber querido aprender los pasos de aquella coreografía. Pensé que quizás si los miraba mucho aprendería a bailarlo... así que me quedé ahí mirando a bailar y no te contesté, pero vamos, y no es por joder, que conste, pero el color no existe.   Etcétera.
no era un tejo

No hay comentarios: