crónica
10 agosto 2025
28 abril 2025
Primeras conversaciones
Lo más que hilas son dos palabras.
Y
si no sabes lo que va entre medias
dices una aaaaaaaaaaa larga.
Hay días que sí y días que no.
Pero cada vez son más los que sí
se corresponde el Sí con el Sí
y el no con el no.
Y así comienza la mañana.
- ¿Quieres bibi?
- Sí.
- ¿Quieres que vayamos a por el bibi?
- Sí.
- Tu solito.
- No, mamá.
- ¿Quieres que te lleve aupitas?
- Sí.
- Vamos.
- Manos.
- A calle, a calle, a calle.
Normalmente lo dices tres veces.
Y eso quiere decir que quieres caminar por la calle, creo.
Hasta hace poco solo decías ' a casa'
y no siempre quería decir ' a casa'
sino más bien vamos, movimiento.
Te vas volviendo más específico.
Y hermoso.
Como hermosas son las palabras que dices.
La primera fue 'si', más bien 'she' y siempre lo decías,
sin correspondencia.
es decir, no siempre quería decir si.
Pero lo decías y era hermoso.
La mayoría de los niños aprender el NO antes.
Pero tu no.
por eso no entiendo como es que no te reonocieran el superpoder del optimismo en la guardería.
Pero bueno, ahí voy, con esa pupita de madre.
También comenzaste a decir 'gracias' hace poco.
Sin que te pidiera que lo dijeras.
Simplemente lo dijiste.
Incluso el otro día le diste la gracias al río cuando nos íbamos.
Y casi lloro.
Ayer comenzaste a decir 'amor'.
Amor.
No sabes donde meterlo
y lo dices aquí y allá, a ver qué pasa.
Ayer comenzaste también a decir 'vete'
Y eso ya no es tan hermoso,
más lo dices.
vete o tetaté, que quiere decir siéntate.
A veces quiero comerte.
Cuando te pregunto como has dormido y me dices
- Mieeeeen.
Con la e bien larga y sonriente, asintiéndo con la cabeza.
Nuestro apagón en Gamonal
La autoridades anuncian que no debemos coger el coche salvo extrema necesidad.
Y yo, la verdad, creo que es bastante necesario ir a sacar a mi abuela de casa.
Así que eso hago.
(después me doy cuenta del cristoferrobinson que es conducir sin semáforos y aparco en cuantito puedo)
Hago un poco de yogap a lo loco, sin guía ni nada.
Como un bocata de jamón con tomate.
Y sobras del ramen de ayer, también.
Y me voy a buscarla, Miguel conmigo.
Así, como cuando estábamos en el pueblo.
Entrando en el portal sin llamar.
Tocando la puerta de casa con los nudillos.
toc toc toctoctoctoc toc
como hacía de pequeña
inventando ritmos con cada intento.
Viendo la espera de no ser abierto en el mismísimo momento como una oportunidad
de inventar un nuevo ritmo
o disfrutar del anterior.
toc toc toctoctoctoc toc
toc plafplaff plafff toc (este es Miguel)
Pegar un grito pelao porque la abuela no viene a abrir.
- Abuelaaaaaaaaaaa
- Abuelaaaaaaaaaaaaaaaaaaa (este es Miguel)
Y oir retumbar el sonido de nuestras voces por todo el portal.
Creo que somos los únicos a los que nos hace gracia esto a la hora de la siesta.
- Abuelaaaaaaaaaa
- Abuelaaaaaaaaaaaaaaaaaaa (este es Miguel)
toc toc toctoctoctoc toc
toc plafplaff plafff toc (este es Miguel)
y nada.
La abuela se tomó ayer dos lexatin
por un dolor de garganta rancio que tuvo y anda despistada.
No sabe si es la chica de la mañana o la de la tarde que llama.
Y en cualquier caso le da igual.
No quiere salir a la calle porque hace frío.
Así que pasa pepinillos.
Al bajar las escaleras,
un vecino le da la mano a Miguel para ayudarle a bajar las escaleras.
Y eso le arranca una sonrisa que creo que aún le dura.
Amo la magia de los eventos solidarios fortuitos.
Lo que no sabe mi abuela es que afuera del frío del portal hay
un sol radiante
un mundo sin ondas
y la tía Manoli subiendo escaleras arriba con la radio a cuestas.
Así que volvemos a buscarla.
En la tarde del apagón
apagamos la prisa
las conspiranoias
apagamos a las tres mujeres que desde el banco de al lado nos están haciendo un chaleco
apagamos la maldad
también a la madre esa que me mira mal y me insulta en su idioma
apagamos la memoria de lo que era Gamonal
y nos abrimos a lo nuevo:
ser los únicos nativos del barrio.
El sol de la tarde.
Miguel y su nueva bici chospando.
Su nueva amiga: SaraMaria, preciosa.
(y su apellido impronunciable)
Sus decepciones y ostias, también.
Encendemos la gratitud de entrar a un eterno bar Africa y encontrarnos unos calamares de la mediodía listos para nosotros a la hora de la cena.
- Qué suerte tenemos, ¿te das cuenta? - le digo a Miguel.
Celebramos brindando.
Él con su agua con gas.
Yo con una cerveza milagrosamente fría.
Y el asiente con la cabeza varias veces
(de todos es sabido que los niños no pueden asentir una sola vez con la cabeza)
Nos encontramos con Rafa y descubrimos que somos vecinos dobles: de Gamonal y de Valdorros.
Es hermoso, sentirse siembre habitando un barrio.
El del bar África, que tampoco es de aquí, no sabe que a la gente de Gamonal nos importa poco si hay luz o no, siempre que le cerveza esté fría. Así que su idea de cerrar se ve seriamente truncada por la sed del barrio en un día de calor.
- ¿Y cómo se llamaba tu abuelo? - me pregunta Miguel.
- Justi se llamaba - le respondo. Ya murió.
- ¿Y ahora cómo se llama? - vuelve a preguntar.
Recogemos a papa en el conser.
Comentamos con el profe de violín lo especial del día de hoy.
Lo especial de comer bocatas y cosas frías.
No sé.
Lo especial de sentirse vivos en un apagón.
Digo yo.
01 diciembre 2024
Yin yoga maternal
Despiertas de la siesta en el coche.
Solo una hora- me extraño.
Te ofrezco un cuadradito de chocolate (sin azúcar) para remontar el ceño fruncido que se te ha quedado.
Pero cometo el grave error de separar los dos cuadraditos.
y... ¡eran juntos!
- Yo quería juuuuuuuunnnnnnntooooooooooooossss.
El labio inferior se te da la vuelta, la boca se abre, las lágrimas brotan.
Estás desconsolado porque ya no hay más que esos dos cuadraditos separados y...
- Yo quería juuuuuuuunnnnnnntooooooooooooossss.
En fin.
Está claro que te has levantado truncado de la siesta.
Te acojo en mis brazos, sentada en la escalera de casa.
Respiro profundo en la postura.
Atravesando con mi presencia
el martilleo de tu llanto
en mi timpano.
Respiro.
Me calmo.
Y te calmas.
Pero, después de unos minutos en la postura, siento frío.
Y decido ir a la butaca de arriba, donde, sin duda estaré más calentita y cómoda.
Pero eso te parece horrible.
- ¡¡Allííííííííííííií!!
Se vuelve a detonar tu llanto a través de tu petición desconsolada de volver
- ¡¡Allííííííííííííií!!
Vuelto a respirar profundo.
Yo no quiero volver allí porque me enfermaré de puro frío.
Intento pensar alguna idea grandiosa para sacarte de ese estado, pero no se me ocurre.
La situación es tan límite que decido no hacer nada.
Me voy a hacer pis al baño.
Y acudes a mi lado.
Tu desconsuelo busca mis brazos.
Te los doy.
Mientras hago pis
te acuno a un lado y al otro.
Respiro
Meo
Te acuno.
Estoy tan aliviada de que te hayas callado y quedado tranquilo que no quiero ni mirarte.
Ni te piro.
Solo respiro.
Y te acuno desde la taza del vater
a un lado y otro
sintiendo la apertura de mi ano.
Cuando me quiero dar cuenta, te has dormido otra vez.
(claro, una hora era poco, ya decía yo)
Lo último que quiero es despertar a tu fiera con movimientos extras...
Así que así, tal como estoy, me levanto.
Con los pantys y las bragas bajadas.
Contigo en mis brazos,
tu cabeza del lado derecho.
Y subo la escalera.
Llego a la camita y te tumbo.
Mis brazos debajo de tu cuerpo.
Mis pantys y mis bragas enroscadas en mis piernas.
Rodillas flexionadas,
culo desnudo en pompa,
llevo la cabeza hacia la izquierda,
(no sea que mi aliento te moleste)
Y respiro en la postura,
respiro y me rindo,
respiro y me rindo,
respiro y...
...cuando siento que ya moverme no comprometerá tu siesta,
salgo de la postura,
retiro mis brazos de debajo de tu cuerpo,
me incorporo lentamente,
subiendo vertebra a vertebra,
y...
vuelvo a subirme los pantys, las bragas.
Recobro mi dignidad con una última respiración lenta.
Y sigo con la tarde adelante.