01 junio 2020

Querida amiga:


Cuando te dije que creía que éramos las dos discretas, en realidad, me equivoqué de palabra.
En realidad quería decir que éramos unas perdedoras. Inconscientes, sí, pero perdedoras. De donde vienen las cosas no cambia el efecto que tienen las cosas. Estamos abonadas a perder. Deseosas de perder. Nos encanta montarnos en barcos que se hunden. Sentir que somos las que estamos en lo alto, ser la cabeza del naufragio. De discretas nada, querida. Gilipollas sí, pero demasiado orgullosas como para verlo. Para dejar de montarnos en barcos que se hunden, hace falta verlo. Y querer salir, claro. Pero eso ya es cosa tuya, y, la verdad, me da igual lo que hagas.

Hoy lo vi. Y solo te lo quería contar, de forma honestamente unidireccional.

Me pareció que el matiz era importante.

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