08 marzo 2011

Si se quiere, se puede

El lunes asistí a la inauguración de una serie de conferencias que organiza Periodismo Humano esta semana. La sesión corría a cargo de Javier Bauluz, director e impulsor entusiasta de este proyecto magnífico que es Periodismo Humano, una web de noticias con enfoque de derechos humanos, sin ánimo de lucro. Información que sí importa, como ellos dicen.

Cumplen su primer año el próximo 23 de marzo y, en este tiempo, los resultados no han podido ser mejores. No sólo por la propuesta innovadora y por los contenidos de calidad que, dicho sea de paso, no tienen cabida en los medidos tradicionales. Sino también por la acogida que ha tenido entre los internautas. Alrededor de 33.000 fans en facebook y 10.00 seguidores en twitter son la prueba de que esos contenidos que ellos publican sí interesan. Es más, interesan a más personas que algunos de los medios generalistas más importantes de este país, si a estos datos nos remitimos.

En las cerca de dos horas que duró el encuentro Javier Bauluz, con una tranquilidad sólo alterada por sus vivaces ojos azules, habló de su trayectoria como fotoperiodista y nos enseñó algunas de sus (tremendas) fotos, incluídas las que le valieron el Premio Pulitzer. Habló de Periodismo Humano y de cómo lo pusieron en marcha. De cómo está (de mal) el patio en el periodismo actual y del fenómeno Belén Esteban, como ejemplo de ello, entre otras cosas.

Foto de Javier Bauluz

Sí, da mucha pena encender la tele y ver el circo de Belén Estaban y compañía. Pero da más pena quejarse y no hacer nada. O, lo que es peor, quejarse y seguir viéndolo. El de Belén Esteban quizás sea un ejemplo un poco extremo, pero también es escándaloso el hecho de que la información se haya convertido en un negocio, que haya determinados agentes, como las grandes corporaciones, que se hayan convertido en 'intocables' por la prensa y que los más vulnerables no puedan hacer oír su voz ni defender sus derechos, ni siquiera a través de las más de 3.000 ONGs que operan en España.

Con este panorama, Javier Bauluz, lejos de quejarse o quedarse quieto sin hacer nada, decidió emprender su camino propio, el camino hacia el cambio o, al menos, hacia construir una alternativa a todo esto. ''Yo no pretendo convencer a nadie'', fueron sus palabras. ''No a todo el mundo le interesa esto, pero sí hay mucha gente a la que le interesa'', aclaró refiriéndose a la cantidad de felicitaciones, palabras de ánimo, reconocimientos y premios que han recibido hasta la fecha. En concreto, cuatro premios ''y medio'', medio por haber quedado finalistas para un reconocimiento sobre ética. De los otros cuatro no me acuerdo, no llevaba  un boli encima. Las razones que están detrás de este éxito no sólo tienen que ver con los contenidos, diferentes, sino en los continentes. A saber, reportajes temáticos de calidad, ya casi en peligro de extinción, artículos en profundidad, que desafían esa regla no escrita de que en Internet la gente no lee, y un equipo humano profesional con una amplia experiencia, que claramente aquí tiene un espacio para hacer eso que saben hacer tan bien: periodismo de calidad.

Javier Bauluz
Hasta aquí todo bien. Pero llegamos al problema: la financiación. La determinación de no querer recibir fondos privados a través de la publicidad, para mantener la independencia. La convicción de que han de ser las personas, individualmente, las que han de apoyar este proyecto con sus aportaciones particulares. Y la dificultad de conseguirlo. La dificultad de hacer ver a la gente que las acciones individuales cuentan, y mucho. El cálculo que hacía Javier era el siguiente: ''Si los 33.000 fans que tenemos en facebook, además de pinchar en 'me gusta', aportan 4 euros al mes tendríamos 120.000 euros. Con eso, seríamos capaces de desbancar al New York Times'', bromeaba.

Bromeaba, pero si tenemos en cuenta que todo el trabajo hecho hasta la fecha corre a cargo de 2 personas en plantilla y unos 25 colaboradores, imaginemos qué podrían hacer con más apoyo y estabilidad. Seguramente algo grande. Ahora sólo nos toca dejar de quejarnos y pasar a la acción. Son sólo 4 euros al mes.

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