25 mayo 2011

A los problemas...SOLuciones


La estampa de un domingo revolucionario en Sol solía ser esta. Cuatro locos sosteniendo pancartas y pronunciando discursos al vacío. Si del otro lado había alguien que, al menos, se parara a escuchar un segundo, eso ya era un triunfo. Ya se podían volver a casa tranquilos.

En este caso, estos locos subversivos reclamaban un poco más de verdad (si es que eso existe) aportando información novedosa en relación al 11S, sobretodo. Me entran escalofríos sólo de pensar que Bush pudo estar detrás de los atentados de las Torres Gemelas, por ejemplo. Cosas como estas son las que dicen ellos, partiendo de fuentes alternativas a los medios generalistas, al servicio del poder. Un discurso interesante porque, de ser ciertas sus sospechas, se confirmaría que no somos más que marionetas movidas con hilos de coco. O con hilos de información interesada, mejor dicho.

Aquel domingo cualquiera, se había convocado manifestación. Todos los miembros del movimiento iban a acudir, me contaron, pero al final sólo se presentaron cuatro o cinco. Suele pasar, dijeron resignados.

Pocos domingos después, se había convocado otra manifestación, pero algo había cambiado. Al principio, sólo acudieron unas cincuenta personas, pero poco a poco, aquel número comenzó a crecer exponencialmente. El movimiento 15M se hizo grande, acaparó la atención mediática nacional, fue portada de la prensa extranjera, tuvo réplicas en otros países y todo lo demás que ya sabemos.

Jóvenes y no tan jóvenes todavía se dan cita en la plaza para experimentar, aunque sea de forma efímera, la utopía. Para soñar que un mundo mejor es posible. Para vivir en un mundo de construcciones biodegradables, donde los animales se tienen en cuenta en tanto que seres vivos, un mundo donde las desigualdades no existen, donde la energía nuclear ha desaparecido y en el que la democracia real existe (entre otras muchas cosas). Por el momento, este mundo está hecho de palabras nuevas y gestos inclusivos y es tan romántico que así sea... que siento lástima por aquellos que no saben apreciar esta belleza. Compasión para aquellos que sólo esperan propuestas concretas, pena por esos que deslegitiman este movimiento con palabras rancias, malsonantes y desgastadas. Porque la concreción llegará (espero) y ellos, pobres, no sonrieron cuando tocaba, ni supieron aceptar el cambio cuando llegaba.

Pero tiempo al tiempo. De momento, aquí os dejo unas imágenes de la Plaza Sol-ución al despertar el sábado de reflexión. Fotos escasas y no intrusivas, para no molestar demasiado a la gente, harta para entonces de tanto objetivo pululante.

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