03 mayo 2011

Bin Laden ha muerto



Bin Laden ha muerto. Fue encontrado y asesinado ayer, 10 años después del atentado de las torres gemelas. Por el camino, mataron a un hijo suyo, un 'daño colateral'. Por delante, se llevaron la vida de una de sus esposas, 'escudo humano'. (¡Valiente cobarde!). A continuación, tiraron su cuerpo al mar, según manda la 'tradición islámica', dice la versión oficial. Y no deja de ser curioso, ser fiel a una cultura con la que se está en guerra. Asesinar, primero. Respetar, después. No termino de entenderlo.

Este hecho, dicen, ha servido para unir al pueblo estadounidense, que lo celebra con júbilo. Es motivo de alegría, dicen. Y no deja de ser paradójico, celebrar el día en que el mundo islámico radical anuncia una venganza, que se anuncia despiadada, contra occidente. Pensarán que muerta la cabeza, muerta la serpiente. O prefieren celebrar el momento y olvidar que aún quedan muchas otras cabezas. Unas visibles y otras invisibles, pero cabezas al fin y al cabo, dispuestas a esparcir sus sesos donde sea con tal de cumplir su misión. Peligrosas.

Veo estas imágenes y me recuerdan a los hinchas en la plaza celebrando los triunfos de su equipo. Que, a su vez, me recuerdan las palabras que oí la semana pasada: ''Sólo le pido a Dios que el Barça pierda''.  En fin, la semana pasada, con el fútbol, y esta, con Bin Laden, yo me sigo preguntando lo mismo: pero...¿qué leches tendrá que ver Dios en esto?

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