07 mayo 2011

Niño de cuento


En aquel pasillo, construido por las espaldas de los mayores, te encontré.
Alargué la mano para saludarte.
Y tú, con esos ojillos de luz, me dijiste, déjate de ceremonias y dale al botón.
Te dije, haz esto haz lo otro.
Y tú, con tus dientes de ratón, me dijiste que nanai.
- ¿Y eso? pregunté
Tu naricilla de cruasán se llenó de arrugas pequeñísimas en un niñosegundo.
- Este es mi cuento y si quieres entrar, tendrás que callar y obedecer, me respondiste.
No tuve opción. Te dejé hacer.
Hinqué la rodilla en el suelo y abrí la puerta de tu cuento, dándole al botón.
Ón.

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