05 diciembre 2012

#Alfonlibertad


El día 14 de Noviembre, Alfonso y su chica salieron por la mañana a piquetear, porque era día de Huelga General. No habían caminado ni cien metros cuando les identifican y, acusados de tener material para cometer actos vandálicos, se les llevan a Moratalaz, junto a otras 12 personas.

Les someten a presiones varias para declarar, pero no lo hacen hasta que pasan 30 horas, cuando llega su abogado. En ese tiempo, la policía procede al registro de la sede de Bukaneros y de las dos viviendas de los jóvenes, de donde se llevan sus teléfonos móviles.

Al cabo de 72 horas, 13 jóvenes son liberados y Alfonso es trasladado a la prisión del Soto, por expresa petición del Ministerio Fiscal y según el auto de la jueza de guardia, por 'Alarma Social', una figura que desde 2007 ya no es motivo para prisión preventiva. Poco después y por si fuera poco se le aplica el régimen  FIES-5, para presos con “características especiales”. Esto es una serie de medidas de mayor control sobre el represaliado, que consisten (entre otras muchas cosas) en la intervención de las comunicaciones con su familia o su representante legal, cambio constante de centro penitenciario (sin tener en cuenta su pertenencia a una ciudad determinada), o la prohibición de tener más de dos libros o prendas de vestir.

De eso han pasado ya 21 días y Alfonso sigue en la cárcel sin motivo alguno que lo justifique. Así que las personas que entendemos que esto es un atropello y un abuso de poder intolerable, nos concentramos en la plaza de Lavapiés para exigir su liberación.

¿Y qué es lo que pasa? Pues que cuando dan las 8 de la tarde y la gente empieza a llegar, la plaza ya está tomada por 12 lecheras y un sinfín de antidisturbios que, ya con casco y escopetas de salvas, se dedican a identificar* a toda persona que pase por ahí. Porque ahora ser puntual es una amenaza para la seguridad ciudadana. 





En los tres cuartos de hora que dura la concentración, la policía nos rodea por todas partes. De hecho, por la calle Valencia, los coches no pueden pasar. Así que cuando la madre de Alfon coge el megáfono nos dice que nos vamos a quedar hasta menos cuarto y tranquilamente y sin líos nos vamos a ir. Cosa que efectivamente hacemos, después de pegar unas cuantos gritos bien pegados. Lo que pasa es que como algunas personas tardan un poco más en salir, se las identifica* también, porque ir lento, parece, ahora también es una amenaza para la seguridad ciudadana. 

Se vuelve a repetir el patrón. Las manis que más se reprimen son las antirrepresivas. 
Otra paradoja para la colección.

Aquí está la madre de Alfon contándolo:




*Identificación significa multa. 300 euros por llegar pronto o irte tarde de una plaza. O en el caso de Alfonso, 21 días de cárcel. Muy democrático todo.

No hay comentarios: