09 mayo 2012

Qué vergüenza da, siendo policía cobrar por desahuciar

Hoy a las 9.00 Banesto y la policía venían a desahuciar a dos familias en Lavapiés, por segunda vez. Así que el Grupo de Trabajo de Vivienda de la Asamblea Popular de Lavapiés puso en marcha todo el dispositivo solidario para intentar impedirlo, otra vez: han repartido folletos con mil y una forma de ejercer presión ante esta injusticia, ayer convocaron una cacerolada por el barrio para informar y convocar a más gente al desahucio de hoy a las 8.00, una hora antes de la convocatoria del desahucio. La idea era adelantarnos a la policía. 
Pero cuando he llegado a la zona, a las 8:10, dos lecheras ya obstruían el paso a la calle Fray Ceferino González donde se ejecutaba el desahucio, otra estaba aparcada en frente de la puerta de la vivienda y, al menos, otra más estaba en la calle perpendicular, al lado de la iglesia. Si había más, yo no las he visto. Y hasta donde mi vista alcanzaba, he contado 15 agentes. 15 empleados públicos al servicio de los intereses privados, en este caso, de Banesto. 15 empleados pagados por nuestros impuestos, dedicándose a identificar, una a una, a todas las personas que estábamos allí. Según íbamos llegando, sin perder tiempo, nos iban pidiendo la documentación, para evitar que las caras les bailaran después. Hasta donde he contado, han identificado a unas 35 personas. 
Según uno de estos agentes, se nos identificaba porque estábamos realizando una concentración sin haber pedido autorización previa. Y nos aconsejaba no ponernos a caminar, porque entonces aquello se iba a convertir en una manifestación y nos podíamos exponer a 6.000 euros de multa. 
- Yo os informo, para que luego no digáis que no os informamos. - ha dicho este agente pelirrojo.
- Si, claro claro. - ha contestado una compañera con gesto amable. 
Una señora que pasaba por ahí me ha preguntado qué estaba pasando ahí, que porqué había tanta policía. A lo que yo le he respondido:
- Mire, quieren desahuciar a dos familias, y han mandado a toda esta policía a identificarnos, porque la solidaridad parece ser que ahora es delito, ¿sabe? (luego comprobaría que no nos estaban considerando delincuentes, sino una amenaza para la seguridad ciudadana
Y nada, ahí nos hemos quedado, bien indentificaditas todas, todavía con la legaña pegada, a ver qué pasaba. Ya nos íbamos despertando, cuando ha llegado el abogado de las familias, que, como no, también ha sido identificado. 
Después han subido al piso, han bajado, han identificado a las personas que, en solidaridad con las familias víctimas habían dormido en su casa. Y, como una de ellas no llevaba la identificación encima, se la han llevado a comisaría. 
Y a las víctimas, a las familias, a los niños, los han desahuciado, los han echado de su casa. Sin más. Pero parecía que no estaban satisfechos con la hazaña del día. Y, como las víctimas tenían la piel un tanto oscura, se han permitido la licencia de pedirles la documentación, por si acaso no los tenían en regla y así, matando dos pájaros de un tiro, les expulsaban del país. 
Mientras esto ocurría, nosotras ya nos habíamos despertado y todo lo cerca que las lecheras nos permitían estar de la casa, alzábamos la voz, gritábamos ¡Vergüenza me daría echar a dos familias!, ¡Vuestra crisis, nuestra miseria!, ¡ningún ser humano es ilegal! cantábamos ¡Qué casualidad, qué casualidad, aumenta la pobreza y el gasto policial!,  también, mirándoles fijamente, les decíamos a los policías ¡Sin policía, no habría desahucios!, ¡Tú dignidad se compra con mil euros! y, cuando se han avergonzado, porque se han avergonzado y han bajado la cabeza, les hemos dado la última estocada con: ¡Os pagan mil euros por mirar al suelo! 
Entonces, algunos compañeros han abandonado las consignas colectivas para dirigirse a ellos de persona a persona, de acera a acera, diciéndoles que ellos también se pueden negar a ejecutar estas atrocidades, que ellos también son personas, y que deberían cambiar de lado de la acera y venirse con nosotros, porque ellos también tendrán hipotecas, porque mañana también podrían ser ellos.  
Y ellos escuchaban, qué remedio, y alguno se bajaba la gorra y la mayoría agachaban la cabeza, aún más. Pero ahí seguían, ejecutando órdenes, expulsando a dos familias de su casas, robándoles el dinero que ya habían pagado por su casa, robándoles su esfuerzo pasado y su derecho futuro a vivir con dignidad. Ahí seguían ellos, llamemos a las cosas por su nombre, delinquiendo bajo el amparo del Estado, siendo cómplices de la estafa a la que las entidades bancarias prefieren llamar crisis, siendo, en definitiva, no-personas, porque no olvidemos que lo que distingue a la condición humana del resto de seres vivos es la conciencia, la moral. Y la moral, no se compra con mil euros. Ni con cienmil.  
Algunas compañeras han ido a Banesto a seguir haciendo presión, pero cuando he llegado, ya se habían ido. Lo que sí he hecho al llegar a casa ha sido llamar a la Delegación de Gobierno para que me indicaran donde puedo encontrar las leyes que les permiten identificarnos. Dado que ese pelirrojo era una no-persona, yo decido no-fiarme de él, ni de sus no-palabras, decido conocer cuales son mis derechos por mi misma. 
Si a ti también te interesa, aquí están las leyes que regulan nuestros derechos: 
Estas son las leyes que regulan el Derecho de Reunión:
Como ahí no decía nada sobre identificaciones, he vuelto a llamar y me han redirigido a la Ley Orgánica 1/1992 de 21 de febrero, sobre Protección de la Seguridad Ciudadana. Su derecho a identificarnos está en el artículo 20
Entre llamada y llamada, me han dicho que nos identifican porque, al no haber pedido autorización para concentrarnos, ellos tienen que entregar un parte informando de las características de la concentración (lugar, número de personas, recorrido si lo hubiera, etc) que, en principio no tendría porqué llegar multa.  
Si llega multa, volveré a llamar. A ver... 
Si tú tienes alguna duda al respecto de estas leyes, llama también a la Delegación de Gobierno (91 272 90 00) y pregunta por la Unidad de Seguridad Ciudadana para que te la expliquen. (Si es que pueden)
Y si esta situación a ti también te parece indignante entra en http://www.quenotehipotequenlavida.org/ y mira, quizás puedas echar una mano para ponerle fin.

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