08 mayo 2012

Un enchufe, por favor

- ¿Pero esto qué día es?
- El 13.
- ¿Y eso en qué cae?
- En domingo.
- Ya ¿Y dónde va a ser?
- Ahí, en los puestos de las plantas.
- Hombre, pues lo suyo sería que ellos os dejaran la luz.
- Ya se lo pedí, pero me dijeron que no podía ser, que una vez cerrada la caseta no hay manera de sacar el cable.
- Ya... pues vale... sí, yo os lo dejo, porque todo el mundo tiene derecho a hacer sus cosas... pero no me pidáis nunca nada más. La experiencia me dice que... 
Y me palmea la espalda y me sonríe, como buscando mi complicidad. Yo no entiendo qué cojones me quiere decir, así que me mantengo con expresión muda, mirándole. Él continúa: 
- Yo te lo dejo, porque tengo buena voluntad, pero aquí no tenemos nada más. Así que no lo pidáis.
- Vale, (no se si sabrá, si la experiencia ya se lo ha demostrado también, que se nos conoce por nuestros actos, no por nuestras voluntades, de hecho me parece que ha empleado las palabras buena y voluntad con demasiada ligereza, así que ni en sus mejores sueños volverá a verme aquí pidiéndole nada) no se preocupe. El 13 vendremos y nos ocuparemos de que el cable no se vea. Muchas gracias (capullo).

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